martes, 16 de agosto de 2011

A propósito del Papa

Desde un punto de vista agnóstico (que no ateo) con unas propias valoraciones y opiniones personales acerca de algunas acciones o reacciones de la Iglesia Católica, llevo un par de días reflexionando sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud (en adelante JMJ). No voy a entrar en discusiones demagógicas tipo “gasto monumental”, “insulto al tercer mundo” o “ que Sergio Ramos mantee al Santo Padre”. Solo puedo valorar como estoy viviendo y viendo estas JMJ desde mi casa y desde mi pueblo. Creo que , aunque a veces comprenda ciertas críticas hacia este acontecimiento, nadie tiene la potestad suficiente como para juzgar un movimiento que esta uniendo a millones de personas. El pasado domingo presencié algo que me hizo replantearme cuán equivocadas pueden estar mis convicciones religiosas o en qué medida es errónea cierta labor de la Iglesia. Aquel domingo, lo único que comprobé fue la emoción y la ilusión con las que centenares de personas, de todas las edades, nacionalidades y sexos celebraban la visita de su representante espiritual, de la imagen de Dios en la Tierra. Reconozco que al comenzar la macromisa, sentí que aquel no era mi lugar. Totalmente desarraigada de la tradición cristiana, convencida de que todo eso no iba conmigo, me sorprendí recordando en mi cabeza, las oraciones que tantas veces he repetido en mi cabeza, observando un Cristo y una Virgen, con los que inexorablemente me siento identificada. Identificación que no es más que la semilla de unas raíces que tengo en mi pueblo. Porque, a pesar de lo poco unida que en miles de ocasiones he estado a mi pueblo y sus costumbres, no puedo evitar emocionarme cada vez que algo bueno ocurre bajo las calles de los gigantes con aspas. Y las JMJ han sido algo bueno e histórico que Campo de Criptana ha podido vivir. Y como parte de este lugar, no puedo más que alegrarme por ello. Me gustaría que todos aquellos disidentes de estas Jornadas, hicieran esta pequeña y humilde reflexión: la razón por la que las JMJ no nos gustan, criticamos y burlamos ¿es una razón coherente? ¿ o es simplemente estar en contra por el hecho de hacer frente a lo establecido? Cuando una mayoría, o una importante cantidad de personas habla, los que censuran o censuramos su discurso, primero deberíamos oírlo atentamente, porque hay cosas muy interesantes de las que podemos aprender. Se han hecho amigos de todas partes y rincones del mundo, se ha convivido con personas culturalmente diferentes, se han compartido experiencias, se han dado abrazos, besos, sin nada a cambio. Esto es lo que he podido ver. Y he comprobado el trabajo y el esfuerzo de muchos voluntarios, de mucha gente desinteresada que le dan al concepto de Religión una perspectiva diferente y una dimensión nueva , mejor dicho, renovada. Mi opinión en los últimos días ha variado no tanto en la base como en la finalidad ya que, sinceramente, entre todas las noticias, acontecimientos y demás desesperaciones humanas, la visita de Benedicto es lo mejor que le puede pasar a nuestro país en estos momentos.

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