domingo, 10 de abril de 2011

Unas personas nacen con una estrella y todo aquello que caminan es liso, agradable, sencillo , sin la pesada sensación de luchar continuamente por lo imposible.
Otras personas, sin embargo, nacen con la lucha debajo del brazo, a quien no regalan ni medio paso, ni pueden avanzar sin comprar su empujón empeñando de ese modo su libertad. y salen adelante, despacio, escalando poco a poco sus montañas, nadando contracorriente y el viento arenoso de cara que impide ver su destino.
Es injusto que este mundo tenga unas reparticiones tan nefastas, pero creo que de algún modo, este mundo se construyó para esas personas que no se rinden, que continuan caminando, aun cuando todo les viene en contra, aunque caminen solos, aunque suden sangre con cada pequeño logro.
La tierra esta llena de hormigas, que a pesar de vivir entre atroces y crueles gigantes, nunca cesan en su labor, venga el viento de donde venga, comenzando una y otra vez, transportando pesadas cargas. Muchos de nosotros somos como esas diminutas hormigas, que caminamos entre una multitud impasible, pero que nos pone piedras para tropezarnos.
La grandeza del nacido entre montañas es saber mantenerse firme ante sus detractores y luchar con cada aliento por aquello con lo que sueña.
Existen muchos soñadores en el mundo, que barren las miserias de la sociedad y después se sientan a contemplar una puesta de sol, esperanzados. Imaginan que ese sol que se marcha, ha ido a buscar el trocito de felicidad que les corresponde.

Sabes que nunca caminarás solo, sabes que miraremos juntos las puestas de sol que hagan falta hasta tener en nuestras manos el pedazo de felicidad que nos corresponde.