jueves, 9 de febrero de 2012

Un día de madrugada con Manolo pensativo...



Sentirse libre una vez más, queriendo embarcar en un nuevo barco de papel que puede llegar a salvo a la otra orilla a pesar de ser soluble en agua...

La felicidad recorre mi cuerpo como la sangre por mis venas, viva, imparable y que sin ella no se podría vivir.

Quiero que dure para siempre, me hace libre e infunde en mi una tranquilidad interior bajando mis pulsaciones vitales. Hay sentimiento y pasión, desenfreno y deseo, ganas y suavidades que todo hace una relación armoniosa como si fuera una lavadora centrifugando en mi pecho produciendo una resina especial que me impide levantar mi cuerpo de la cama sabiendo que estas a pocos centímetros de mí, incluso partes de nosotros se rozan en mitad de la noche sacando conversaciones deseadas que de momento solo suenan en el paraíso de Morfeo.

Sueños se escapan queriendo avanzar a la realidad, se puede decir que cuando se dormita la pura conciencia florece interceptando con la función del cerebro que da órdenes al hablar para expresar lo que se siente.

Se está a punto de dar un cambio importante, decisivo, esperado con ansia que puede traer grandes olas de palabras que se deben ignorar totalmente ya que son ideas volanderas con un fin de divertimento y complotes sociales negativos para la moral propia.

Solo se pide una cosa; está permitido soñar, soñar de manera que se cumplan en su totalidad sea lo que sea, sólo hay que planearlos y hacerlos o simplemente ser espontáneos dando ese toque de sorpresa... Sueña y tendrás la vida querida.

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