Y me llamó por otro nombre. Era yo quien estaba junto a él en la cama, pero era otra a quien llamaba. El orgullo se cayó por el suelo y el alma de nuevo hecha pedazos. El corazón estaba intacto pero el dolor volvía a latir. Mi temor se hizo presente, mi sospecha se convirtió en prueba y entonces comprendí que había dejado de ser la única en sus sueños o peor, había dejado de estar en ellos.
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