jueves, 22 de septiembre de 2011

He meditado sobre los hombres de mi vida. Por quién lucharía y a quién prefiero olvidar. Los mantendría a todos en realidad, disfrutaría de lo mejor de cada uno y crearía mi hombre perfecto con la mejor esencia de todos ellos. Quizás ese sea mi mayor problema, que quiero un completo, pero solo me he cruzado con parciales. He tenido al chico guapo sin compromisos y deseando a cada mujer de la tierra, he tenido al capullo deportista, al artista bohemio que necesitaba un espacio kilométrico, al eterno soñador, al que lo daría todo por mí, al músico adolescente en mi madurez, al espontáneo, al sincero, al buen besador, al genial en la cama, al generoso, al familiar, al despegado, al que lo tiene todo pero no quiere nada. Hay tantos tipos de hombres, de niños, de chicos, de jóvenes, que no sabría explicar con exactitud cuál es mi tipo de hombre perfecto, al que daría todo y nada a la vez al que pudiera llamar EL. Tuve un completo, una pieza perfecta para mí, solo que para él tan solo fui una parcial incluso pienso que ni siquiera fui tanto. Aunque puede que si aquello acabó fue porque en realidad no era mi completo...
Menos mal que al menos me he cruzado con mi amor platónico, que solo es eso, ilusión, pero inspira y refresca y me hace pensar menos en quien yo sé que no debo pensar. Pero, cuando cierre los ojos, no podré controlar los sueños deseos de mi subconsciente. Le dejaré hacer y cuando despierte contaré lo que me ha regalado Morfeo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario